sábado, 24 de septiembre de 2011

en casa

Eva (Kike Maíllo, España, 2011)
Intruders (Juan Carlos Fresnadillo, España, 2011)
Angoixa (Bigas Luna, España, 1987)
Beyond the black rainbow (Panos Cosmatos, Canadá, 2011)
Contagion (Steven Soderbergh, Estados Unidos, 2011)
Hobo with a shotgun (Jason Eisener, Canadá, 2011)
The victim (Michael Biehn, Estados Unidos, 2011)
Attack the block (Joe Cornish, Reino Unido, 2011)
Jane Eyre (Cary Joji Fukunaga, Reino Unido, 2011)
Mientras duermes (Jaume Balagueró, España, 2011)
Inbred (Alex Chandon, Reino Unido y Alemania, 2011)
Rabies (kalevet) (Aharon Keshales, Navot Papushado, Israel, 2010)
Sudor frío (Adrián García Bogliano, Argentina, 2011)
Verbo (Eduardo Chapero-Jackson, España, 2011)
Another earth (Mike Cahill, Estados Unidos, 2011)

Esta es nuestra selección particular para el festival de Sitges 2011.

Quince películas en cuatro días es probablemente una locura, pero en ediciones anteriores hemos sobrevivido, y ahora somos más duros, más fuertes y más sabios. Sabemos a lo que nos enfrentamos y lo aceptamos con gusto. Hay que ver qué ganas tenemos de bajar del tren y pensar: estamos en casa.

sábado, 17 de septiembre de 2011

algo que celebrar

Hoy sólo escribo para decir una cosa: se acabaron los exámenes.

Sí, es una noticia digna de una entrada para ella sola porque, en este caso, lo que se ha acabado es el último periodo de exámenes de mi vida. Al menos en su sentido más estricto: tendré exámenes pronto y eso es tan obvio como que todavía me quedan asignaturas por aprobar, pero por su naturaleza y dispersión a lo largo del espacio-tiempo, el concepto de "periodo de exámenes" pierde gran parte de su carga semántica y no hay que tomárselo muy en serio, lo cual siempre es algo que celebrar.

Así que, por una vez, que viva el nuevo curso académico. Al menos el mío.

lunes, 5 de septiembre de 2011

del tiempo

Hay un montón de cosas que no me gustan del verano, pero una de las peores es, sin ninguna duda, el tiempo que transcurre entre que pido un café del tiempo (aclararé, por si acaso: con hielo y limón) y me lo sirven. Son minutos de incertidumbre, de múltiples posibilidades, de auténtico pánico.

No hay manera humana de predecir si lo van a servir largo o corto, con limón o sin él, o en el peor de los casos, ya preparado, recién sacado de la nevera. No entiendo que en muchos bares preparen una enorme jarra de café y la tengan en la nevera, por varios motivos.

El primero: como el zumo de naranja, el café tiene que tomarse recién hecho. Dice la leyenda que al zumo se le van las vitaminas; al café lo que se le va es la gracia. Si lleva horas ya hecho no es café, es una mierda de sabor rancio, como a plástico. El segundo: pocas cosas hay en este mundo tan personales como la cantidad de azúcar que se le echa al café. Por mi parte, soy de los de un sobre al café con leche, medio sobre al café solo. Probablemente para encubrir el sabor del que hablaba antes, el café del tiempo ya preparado lleva tanto azúcar que apenas sabe a nada más. Sospecho que los camareros, a la hora de prepararlo, se rigen por una proporción de un tercio de café, un tercio de hielo y un tercio de azúcar, y así sale el invento. Si no, no me lo explico. El tercero, y probablemente el más importante: prepararse un café del tiempo conlleva todo un pequeño ritual, cuyo punto álgido corresponde evidentemente con el momento de echar el café de la taza al vaso con hielo, todo un arte tan indomable como gratificante. A veces pienso que tomo café del tiempo sólo por ese momento. No me jodas, si me quitas eso me lo quitas todo. Bien podría pedirme una coca-cola. Puaj.

Podría ser más fácil si todos pusiéramos de nuestra parte, pero mira que llevo tiempo investigando en mis bares habituales y no hay manera, todos parecen seguir criterios totalmente arbitrarios: un día lo tienen ya en la nevera, al día siguiente te lo ponen como dios manda y si te da por preguntarles, se hacen los locos, o te ponen caras largas, a lo "mira al pijo este que si no es recién hecho no le sirve". Pues no, señor, no me sirve, por todo lo que he explicado arriba. En pleno siglo XXI y todavía no tenemos una Normativa Universal para la Preparación del Café del Tiempo.

Así vamos.